Lletres: Gianmarco. Señora Cuénteme. El Plebeyo.
:
La noche cubre ya con su negro crespon,
de la ciudad, las calles que cruza la gente
con pausada accion.
La luz artificial, con debil proyeccion,
propicia la penumbra que esconde en su sombra
venganza y traicion.
Despues de laborar, vuelve a su humilde hogar,
Luis Enrique, el plebeyo, el hijo del pueblo,
el hombre que supo amar, y que sufriendo esta
esa infamante ley de amar a una aristocrata
siendo plebeyo el.
Tremulo de emocion, dice asi en su cancion:
El amor siendo humano, tiene algo de divino.
Amar no es un delito, porque hasta Dios amo.
Y si el carino es puro y el deseo es sincero,
Y?por que quitarme quieren la fe del corazon?
Mi sangre, aunque plebeya, tambien tine de rojo
el alma en que se anida mi incomparable amor.
Ella de noble cuna y yo, humilde plebeyo,
no es distinta la sangre, ni es otro el corazon.
Senor, Y?por que los seres no son de igual valor?
Asi en duelo mortal, abolengo y pasion,
en silenciosa lucha condenarnos suelen
a grande dolor, al ver que un querer,
porque plebeyo es, delinque si pretende
la enguantada mano de fina mujer.
El corazon que ve destruido su ideal,
reacciona y se levanta en franca rebeldia,
que esconde en su humilde faz.
y el plebeyo de ayer es el rebelde de hoy,
que por doquier pregona la igualdad en el amor.
La noche cubre ya con su negro crespon,
de la ciudad, las calles que cruza la gente
con pausada accion.
La luz artificial, con debil proyeccion,
propicia la penumbra que esconde en su sombra
venganza y traicion.
Despues de laborar, vuelve a su humilde hogar,
Luis Enrique, el plebeyo, el hijo del pueblo,
el hombre que supo amar, y que sufriendo esta
esa infamante ley de amar a una aristocrata
siendo plebeyo el.
Tremulo de emocion, dice asi en su cancion:
El amor siendo humano, tiene algo de divino.
Amar no es un delito, porque hasta Dios amo.
Y si el carino es puro y el deseo es sincero,
Y?por que quitarme quieren la fe del corazon?
Mi sangre, aunque plebeya, tambien tine de rojo
el alma en que se anida mi incomparable amor.
Ella de noble cuna y yo, humilde plebeyo,
no es distinta la sangre, ni es otro el corazon.
Senor, Y?por que los seres no son de igual valor?
Asi en duelo mortal, abolengo y pasion,
en silenciosa lucha condenarnos suelen
a grande dolor, al ver que un querer,
porque plebeyo es, delinque si pretende
la enguantada mano de fina mujer.
El corazon que ve destruido su ideal,
reacciona y se levanta en franca rebeldia,
que esconde en su humilde faz.
y el plebeyo de ayer es el rebelde de hoy,
que por doquier pregona la igualdad en el amor.